Tephiret: pacto consumado
Derroche de energía, fiato y rock a la vena fueron las sensaciones de la noche del viernes 10 de marzo en el Bar de René
Por Ignacio “Iñaki” Miguras
Vivir para disfrutar lo que sucede con la escena musical nacional es tarea de todos los amantes de la música chilena, y para los asistentes de la velada del 10 de marzo en el mítico bar no fue la excepción. El cuarteto, desde Valparaíso – conformado por Catalina Blanco en voz, Boris Valenzuela en guitarra, Ricardo Peña en bajo y Esteban Silva presentándose por primera vez como baterista de la banda – traían a la capital un show de larga duración, presentando sus dos discos en su totalidad, Regeneración (2014) y Dual (2016), por primera vez en la historia de la agrupación.
Para quienes experimentaron en vivo las presentaciones de su primera placa, el primer bloque del concierto hizo a los seguidoresencontrarse con un recuerdo que se encuentra vivo en sus concientes. El conjunto porteño salió al escenario a la vieja usanza, con vestimenta negra por parte de los hombres y en el caso de Catalina con una llamativa peluca azul y vestido del mismo color, como lo hacían para la gira promocional de Regeneración. Los primeros 40 minutos de show disfrutamos cinco de seis temas del disco, exhibiendo un sonido que ha ido consolidandose a traves de los años, al mismo tiempo que mostraron una gran conexión con la nueva formación de la agrupación que se estrenaba en la capital. Con temas como Fracturado y Omm fue posible disfrutar de los diversos matices que entrega Catalina en su asombroso registro vocal y presencia escénica, articulado a una banda que mojaba cuerdas y parches al más rockero sudor, rebalsando actitud y goce en el escenario de René.
Termina Regeneración y llega el momento de presentar al nuevo hombre de las baquetas. Comienza un solo de bateria y Esteban logra electrificar el ambiente con un despliegue de alta energía contagiando a los asistentes, deleitando con tintes pirotécnicos y estilo progresivo. El público responde con un encendido aplauso para luego dar descanso a las baquetas y comenzar la presentación de la producción más galardonada y reciente del cuarteto – Dual – nominada a mejor disco del año 2016 por diferentes medios especializados tanto nacionales como internacionales, y que lleva a la banda a ganar el concurso Vive Rock Latino de Hard Rock Cafe. Con el instrumental X entramos a la atmosfera de un fluir constante entre reflexiones y cabeceos demoledores. Boris nos deslumbró con intensos riffs, acompañados de su fiel Fender stratocaster y un sonido grueso proveniente de un amplificador Vox, que despliegan la originalidad y complejidad de sus creaciones. Mientras avanzaba la noche aparece Amanecer, con Ricardo y sus sólidas seis cuerdas, entregandonos el mistisismo y la complicidad que se vive en el álbum acompañado de su caracteristico sonido fretless.
Avanzado en el último bloque del show nos vimos sorprendidos con el tema Ares, un adelanto de lo que será el próximo trabajo de Tephiret donde anuncian la potencia que impregna el porvenir de la banda. Finalmente, todo se consagra con Tierra y Fénix, que hicieron corear al público al unísono mientras en escenario los músicos desplegaban todo su arsenal musical junto a una completa entrega para la propuesta en escena siempre cuidada y pensada. Un verdadero show de rock que no dejó indiferente a nadie.
En las más de dos horas de concierto, disfrutamos de diferentes experiencias de música y vida que fomentan el cuestionamiento de la conciencia interior que Tephiret busca transmitir a través de sus diversos ingredientes: letras introspectivas, riffs contundentes, gran fiato entre líneas de bajo y batería, y el sello de una voz empoderada, firme y talentosa por parte de Catalina Blanco que se llevó todo el fervor y agradecimiento del público. De la mano de una propuesta que mezcla el rock con elementos del progresivo, rock de raíz y texturas propias del metal, el concierto del viernes deja claras las razones del gran presente que viven los oriundos de Valparaíso. Sin duda alguna Tephiret hoy es una de las bandas chilenas de rock con mayor proyección en el circuito. Una noche para no olvidar que nos invitó a saborear el vertiginoso e interesante futuro que les avecina.
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Espectacular presentación del grupo porteño. Dios les de fuerza e ilumine para que sigan por la senda que se han propuesto, con profesionalismo, amor y entrega hacia esto que, sin duda, es la pasIÓn de Tephiret. Solo faltó, en mi modesta opinión, destacar una vez mas, la destreza de Boris en esa guitarra que nos recuerda a muchos dioses del rock- Doy fe de la inspiradora y justa nota de “Iñaki”. ¡Grande TEPHIRET!